Dieta para artritis - Lactancia materna: un encuentro que es puro beneficio

Dieta para artritis - Lactancia materna: un encuentro que es puro beneficio

La leche humana es el alimento con el diseño más perfecto para el ser humano por su composición equilibrada y es fundamental en los primeros mil días del bebé para que desarrolle todo su potencial físico e intelectual. La ciencia demostró que dar el pecho es lo más saludable para fortalecer el vínculo madre-hijo, pero también porque contribuye a reducir el riesgo de enfermedades en el presente y en el futuro. Del 1º al 7 de agosto se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Aquí, diez razones para promover esta práctica.

Son innumerables los beneficios para promover la lactancia materna. Entre los principales, se destaca que el bebé amamantado a pecho será un adulto con menos riesgo de sobrepeso, diabetes, algunos tipos de cáncer, celiaquía y enfermedad inflamatoria intestinal. Además, durante la primera infancia será menos susceptible a infecciones respiratorias, gastroenteritis, intolerancia digestiva (en prematuros), otitis media aguda y tendrá mejor visión. A su vez, la madre que amamanta perderá más rápido el peso ganado durante la gestación, tendrá menos riesgo de cáncer de mama y ovario, diabetes tipo II y síndrome metabólico.
La lactancia materna es la principal condición para que la persona se adapte a la vida extrauterina. Aporta diversos elementos que contribuyen significativamente en la prevención de enfermedades por sus factores antiinfecciosos, antiinflamatorios, inmunomoduladores, antivirales y antioxidantes. “La leche materna tiene todos los nutrientes en la cantidad exacta y es un elemento clave en la vida futura de las personas por sus factores protectores y preventivos de ciertas enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedad celíaca, colitis ulcerosa, ciertos tipos de cáncer y afecciones respiratorias”, aseguró el Dr. Miguel Larguía, Presidente de la Fundación Neonatológica.
Hoy se sabe que los primeros mil días de vida, desde la gestación hasta los primeros dos años del bebé, impactan en forma contundente en la salud futura. Las intervenciones nutricionales en el niño y la embarazada durante esa etapa temprana repercutirán en la vida adulta de ese niño.
“Una embarazada con peso inadecuado, un recién nacido con retraso del crecimiento intrauterino o un niño malnutrido, son situaciones que tendrán su correlato en la adultez, y contribuirán a la aparición de enfermedades crónicas. Alguien expuesto en sus primeros mil días de vida a condiciones desfavorables tendrá mayor riesgo de enfermedad en comparación con el que se benefició de una conducta integral en esa primera etapa. Allí es cuando el potencial genético queda expuesto a condiciones del entorno (en buena medida, nutrición) que lo pueden modificar favorable o desfavorablemente, lo que se conoce como epigenética. La leche humana también ‘programa’ los genes de las personas y garantiza una flora intestinal (microbiota) perfecta para nuestra especie humana”, refirió Larguía.
DIEZ BENEFICIOS PARA EL BEBÉ
- Entre 15 y 30% de reducción de sobrepeso y obesidad (4% de reducción por cada mes de lactancia materna exclusiva, y menor índice de masa corporal).
- 40% menos de riesgo de diabetes tipo II y 30%, de diabetes tipo I en bebés alimentados con leche materna por más de 3 meses.
- Entre 15 y 20% menos riesgo de leucemia y linfoma si hubo lactancia materna más de 6 meses.
- 52% menos de riesgo de celiaquía si el bebé era amamantado durante la exposición al gluten.
- 31% menos de riesgo de enfermedades inflamatorias del intestino por efecto inmunomodulador sobre la susceptibilidad genética (colitis ulcerosa e ileitis regional).
- Mejor visión durante los primeros seis meses por Omegas 3 y 6 de la leche materna.
- 72% menos de internaciones por infecciones respiratorias agudas bajas.
- 63% menos de otitis media aguda.
- 64% menos de gastroenteritis y protección hasta 2 meses tras suspensión de lactancia materna.
- En prematuros, menor incidencia de sepsis, enterocolitis necrotizante e intolerancia digestiva.
La leche materna también reduciría el riesgo de muerte súbita en recién nacidos. Según el Dr. Larguía, “en los países desarrollados, ésta es la primera causa de muerte durante el primer año luego del periodo neonatal, aunque la frecuencia no es mayor a 1 cada 1.000 recién nacidos vivos. Hay acciones importantes para su prevención: poner el chico boca arriba, que el colchón no sea blando, que el chico no esté sobreabrigado y que nadie fume en el ambiente. La leche humana tiene un efecto protector, se desconoce aún el mecanismo que lo ocasiona, pero tiene tantos beneficios -antiinfecciosos, antiinflamatorios e inmunomoduladores- que es fácil pensar que lo que actúa es la combinación de éstos”.
LAS VENTAJAS PARA LAS MAMÁS
Las madres también se ven favorecidas al dar de mamar. “Para la madre que amamanta, los beneficios son inmensos e incomparables porque la ayuda a perder el peso que ganó para acumular grasa, que luego iba a ser utilizada en la producción de leche. La madre baja los kilos que ganó, sin hacer ninguna dieta, que es como debe ser. Además, disminuye su riesgo de padecer enfermedades oncológicas y metabólicas. Por otra parte, si bien no es un mecanismo perfecto, logra espaciar los embarazos, porque la madre que amamanta frecuentemente no ovula”, indicó el especialista.
Las madres que amamantan también experimentan menor depresión puerperal, sobre todo si se respeta la denominada “hora sagrada”: “El vínculo madre-hijo empieza con un embarazo deseado, una pareja estable, el derecho a la salud, en libertad. Sigue con un embarazo cuidado y, luego, el nacimiento, con un contacto inmediato madre-hijo, en la primera hora de vida, la ‘hora sagrada’, cuando el bebé se mueve y se prende al pecho y succiona la leche como debe; es verdaderamente sagrada porque produce e inicia el vínculo que trasciende para seguir el resto de la vida”, manifestó el especialista.
Ellas también tendrán menos riesgo de padecer diabetes tipo II, artritis reumatoidea, cáncer de ovario y de mama, y si dan el pecho entre 12 y 23 meses tendrán una menor incidencia de síndrome metabólico.
HASTA CUÁNDO Y CADA CUÁNTO
Hasta los seis meses de vida, debe darse exclusivamente leche materna, sin otros alimentos que interfieran con la perseverancia de la lactancia materna. La OMS recomienda extender la lactancia materna hasta los primeros 2 años de edad. Para el especialista, “es muy difícil, sobre todo para las mamás que trabajan. Se necesitan más políticas laborales y legislación que garantice la disponibilidad de lugares para amamantar en las organizaciones para que no sea sólo una utopía. Esto no es sólo un trabajo de la madre, sino de la familia, de la sociedad y de los políticos y empresarios, pero debe ser un trabajo conjunto”.
Cuando una madre dice que no tiene leche, que su bebé se queda con hambre o que su leche es de mala calidad, hubo un problema de información del médico. Inicialmente, los bebés se alimentan entre 8 y 12 veces por día porque para que la madre tenga cada vez más leche, el bebé tiene que vaciar el pecho frecuentemente. Además, como toman pequeños volúmenes, los chicos tienen que comer varias veces.
El Dr. Larguía explicó que a medida que la mamá tiene más leche, puede espaciar la frecuencia de la alimentación, lo que irá variando. “Durante los primeros días, debe alimentarse al recién nacido con mucha frecuencia. Si pasan horas, la madre debe poner al bebé piel a piel y cuando empiece la búsqueda del pezón por parte del niño, prenderlo según la técnica. Cuando tenga que despertarlo para amamantar, debe ubicarlo de tal manera que el bebé pueda oler a la madre e iniciar la búsqueda del pecho”, concluyó.
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“DESNATURALIZADOS”
Por Claudia Barreyro, puericultora, directora de TINKUNACO, coordinadora de la Relacahupan en Santa Fe y miembro de Doulas de Santa Fe.
Se siguen recopilando indicadores que denuncian la manera en que hemos alterado nuestra naturaleza mamífera. La vida agitada, urbana, productiva y tecnológica viene atentando contra nuestra condición de mamíferos humanos.
Se confirma con tristeza que en la Argentina el 78, 4% de las madres dejan de amamantar antes de los seis meses. Un tiempo que toda evidencia científica e intuitiva confirma que es demasiado pronto. Sin detenerse a profundizar casos excepciones ni casos individuales que justifican un destete temprano, estoy hablando del promedio.
Surge entonces una hipótesis y la comparto: el destete es un patrón vincular que da cuenta del apego con nuestras crías y cuando se vive de manera natural sienta bases de salud psíquica. Por el contrario, la manera en que se transita este proceso en la actualidad refleja una de las fuerzas que da origen a los padecimientos del hombre moderno.
Una vez más comprobamos que estamos intervenidos. No tenemos paciencia para respetar nuestros ritmos vitales. Cuesta vincularnos y sufrimos una alta tasa de “desnaturalización” que nos enferma.
Somos testigos de la intervención por todos los costados. En lo superfluo y en lo hondo: ecosistemas, nacimientos, pómulos y labios. Nos hemos dejado intervenir hasta en nuestros procesos más fisiológicos. Nos cuesta parir (el índice de cesáreas es francamente alarmante y aterrador) y ni mencionar la falta de vivencias conectados a nuestros ritmos internos. Somos cada vez más pobres para disfrutar de lo gratuito, y la vida es cada vez más cara.
Volviendo al destete, escuchamos incontables historias de mujeres boicoteadas para abandonar la lactancia. Falta de apoyo o simple desinformación. Perversos intereses económicos de las leches artificiales, escasos modelos de maternaje con apego. Falta de valorización de la madre que amamanta, a fuerza de ponerle “el pecho” a su hijo lactante. Mujeres que pierden su poder y su derecho a dar la teta hasta que tengan ganas. Familias forjadas a entrar rápido al sistema mercantil perdiendo la gratuidad de la leche materna. Y el riesgo que supone la interrupción de ese fluido vivo que nos mantiene conectados piel a piel, haciendo gala de nuestra condición mamífera.
Podemos imaginar las primeras comunidades de hombres, y saber que la lactancia materna fue lo que mantuvo viva a la especie generación tras generación. Hoy pensamos que podemos prescindir o sustituir esta primera ligazón con tetina plástica y leche de otra especie, ya sea de vaca o cabra Premium, da igual. Es una leche extraña a nuestra fisiología.
Una madre primeriza me preguntaba cuál era la mejor leche para comprar para su bebé. Le respondí: “la tuya”. Y es gratis.
Buscamos afuera, y está adentro.
El destete es un proceso que lleva tiempo, y eso es lo que menos tenemos: tiempo. Requiere respeto, escucha y estar atento a las necesidades de nuestros hijos. ¡Cómo nos cuesta! Sin mencionar cuánto nos cuesta integrar maternidad con trabajo.
Sin embargo, hay un grupo de mujeres que están trazando un nuevo surco.
Planteo un escenario con tono dramático pero al mismo tiempo algo está pasando y se empieza a mover. La fuerza del péndulo que equilibra.
Un impulso que viene desde bien adentro y se manifiesta en diferentes voces y acciones. Se palpita por ejemplo en la cantidad de movimientos que revalorizan una vuelta a lo “natural” (ecología, alimentación orgánica, parto respetado, lactancia materna, etc.) y en la toma de conciencia individual de que así no podemos seguir viviendo. Es ni más ni menos, una invitación a dejar de ser “desnaturalizados”.
APRENDER A AMAMANTAR
Es importante que una mamá salga de la maternidad con el conocimiento necesario para alimentar a su bebé. “La enseñanza para amamantar no debe ser teórica, sino también práctica. Puede hacerlo una enfermera, una técnica, médicos, la abuela o una amiga de la madre. Debe hacerse antes del parto o a lo sumo durante los primeros dos o tres días de vida del bebé, para evitar que la madre sea dada de alta sin estar segura de cómo amamantar adecuadamente. Si la técnica de amamantamiento es correcta, la mujer irá produciendo cada vez más leche y la succión del bebé no debería lastimar los pezones de la mamá. Esta técnica exige que los labios del bebé succionen la areola del pezón”, explicó el Dr. Miguel Larguía.
Entre las recomendaciones nutricionales que existen para una mujer que está amamantando, se encuentran el consumo de frutas y verduras, dieta variada, no consumir alcohol, no fumar e hidratarse adecuadamente. “La madre debe tomar abundante líquido. El volumen de la leche que la madre da es agua que debe ser restituida. Las madres no deben tener sed”, concluyó el especialista.
“Los Hospitales Amigos de la Madre y el Niño acreditados por la OMS, Unicef y el Ministerio de Salud de la Nación, contemplan esto en su iniciativa. A su vez, tienen el consultorio de Lactancia Materna para evacuar las dudas que las madres pudieran tener”. La iniciativa forma parte de marco “macro” del Modelo de Maternidades seguras y centradas en la Familia, el cambio de paradigma vigente en la actualidad, concluyó el especialista.